Relato

  Tras aquella noche aciaga cuando se cambiaron los candados de las taquillas los alumnos no tuvieron mas
   remedio que cambiarse de familia.
   Al día siguiente todos vimos que nuestros candados seguían en el candado del compañero nadie sabia
   lo que pasaba pero como eramos todos muy listos cogimos cada uno nuestros candados, los libros
   y cuadernos, nos los intercambiamos todos y  no sucedió otra vez lo mismo pero nos dimos cuenta
  que algún graciosíllo de la otra clase cojio y cambio los libros y cuadernos en otras taquillas
  mientras que nosotros estábamos en gimnasia.

  Maite.